Cabello de colores.
Cada mañana por mi ventana pasaba, exactamente varios pisos
por debajo, la altura no era inconveniente para que al pasar su cabello no
fuera admirado. Miren cómo va la chica de cabellos de colores, un colibrí o un
Alebrije se ha enredado alrededor de su pensar, miren como flotan esas bellas
plumas y es que su creatividad se nota a mil kilómetros más. Diría que se ha
robado un arcoíris pero es tan básico que me parece impropio.
Cuando le conocí no lo podía creer, llevaba meses mirando
por mi ventana aquellos cabellos pasar, su forma de vestir es un poco alocada,
esa alegría que atonta a un general. Ese día se tornaba lluvioso y ella toda
menuda danzaba al compás mientras las gotas caían por varios tejados; llevaba
un maquillaje con un tono oscuro, sus labios no eran un rojo vivo, por el
contrario parecían cerezas destrozadas en medio de aquellos y que resistente
aquel o a prueba de agua, no se le regaba, quizás su aspecto angelical hacia
milagros o estragos.
Y allí estaba yo sintiéndome con vida, al mirarla y
escucharla. Me la presentaron y no dude en abrazarla como si le conociera de
toda la vida, me hablo de música y pasos lentos; viajes sin comida pero con
alegría; familia y algunos pleitos.
Mira como transpira alegría, no ha terminado los estudios
pero tiene honores en la vida. Te cuento que un día me invito un café y no dude
en aceptar, ella se esforzaba por ser mi amiga y yo no sé qué quería. Así el
tiempo nos absorbió y varios meses después, inexplicablemente mi vivir era
ella, ¿ella me daba vida o me la quitaba?
Una noche triste llego, ella anuncio una reunión, a pasos
lentos la vida se detuvo, todo había caducado. Entre músicas y amigos la noche
transcurrió y por fin dio el aviso de esta inexplicable ocasión, ella tenía
planes de boda, de mi mejor amigo se había enamorado.
Dime como brota felicidad, el pelo arcoíris va de aquí para
allá, un paso a la vez y el sonido del tic tac, no sé si hay relojes pero en mi
cabeza están.
¿Qué es el amor? ¿Admiración? ¿Capricho o amistad? Ella no
me gustaba ni yo la amaba, esos gusto no me van. Tenía tanta vida que sentía la
envidia, me eligió como dama de honor y su deseo era me vistiera de color
salmón.
Aun la miro y la recuerdo, ¿vivimos mientras respiramos?
Ella se veía tan viva, muerta entre mis brazos. Le di la libertad aunque mucho
me juzgaron, ella compartía el secreto de las voces en mi cabeza y de mí no se
había alejado. El sonido del tic tac y las voces que decían solo hazlo; ella me
animaba hasta en el más raro desafío, el día de su boda entre sabanas mi mejor
amigo le había engañado ¿Quién diría que al otro equipo le había patrocinado,
gran escándalo se había formado y entre ver morir su vida, yo fin le había
dado.
Mi sacrificio era necesario, hoy las voces siguen pero yo
libertad le he dado. Creo que en este lugar no hay ventanas pero el tic tac sigue
y el cabello de colores en mi mente vive.
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